Si logras subir la montaña,
y la tarea no te daña,
harás una gran hazaña,
dijo la abuela araña
a su nieto Arañín.
Y luego de esa campaña
a ver si por favor te bañas.
¿De acuerdo, querido Arañín?
A lo que su nieto Arañín,
tantos ojos y pestañas,
ni siquiera pestañó.