Volvió mi gato bonito
(se ausentó por siete días)
maullando por la ventana
un domingo a mediodía.
Lo acaricié, lo mimé,
¡qué alegría qué alegría!,
él me contaba su viaje
y yo volvía a la vida.
Que estuvo con gatos malos
que eran toda una pandilla,
y mientras esto contaba
se dormía en mis rodillas.