martes, 28 de abril de 2020

QUE PASE EL QUE SIGUE



(Interior del consultorio del doctor Clemente que, asomado a la puerta, llama a los pacientes.)

Doctor: ¡Que pase el que sigue!
(Entra una señora.)
Doctor: (Sentado a su escritorio, con lapicera en mano, pregunta para anotar en la historia clínica.) ¿Usted se llama...?
Señora: Juana.
Doctor: (Repite anotando.) Juaanaa.
Señora: Sí, doctor, y estoy sana.
Doctor: ¿Sana? ¿Y entonces para qué vino?
Señora:  Para ensayar.
Doctor: ¿Ensayar?
Señora:  Sí, para cuando me vaya a enfermar. Hay que prepararse.
Doctor: Pero, señora, eso es adelantarse.
Señora: Es que soy propensa al llanto, temo sentir espanto.
Doctor: (Consultando su reloj pulsera.) Señora, usted se está adelantando y yo me estoy atrasando.
Señora: Bueno, disculpe doctor, paso otro día mejor.
(Sale la señora y el doctor Clemente vuelve a llamar a un paciente.)
¡Que pase el que sigue!
(Entra un hombre.)
Hombre: (Habla antes de sentarse.) Doctor, estoy preocupado.
Doctor: Bueno, mi amigo. Me lo cuenta cuando esté sentado.
(Cuando el hombre se sienta.)
Doctor: Me dejó la puerta abierta.
(El hombre se levanta y va a cerrar.)
Doctor: ¿Qué me iba a contar?
Hombre: (Cuando vuelve, antes de sentarse.) Que estoy muy preocupado.
Doctor: (Le señala la silla.) Me lo cuenta cuando esté sentado.
(Cuando el hombre está en la silla.)
Doctor: Mejor vaya a la camilla.
Hombre: (Habla mientras va a la camilla.) Como le contaba doctor, estoy muy preocupado.
Doctor: Sí, pero me lo cuenta cuando esté acostado.
(El hombre se acuesta en la camilla.)
Doctor: Sáquese las zapatillas.
Hombre: (Mientras se saca las zapatillas.) ¿Cómo, me va a revisar?
Doctor: Sí, se va a tener que sentar.
Hombre: (Sentado en la camilla.) ¿Y, doctor, puedo contar?
Doctor: Me dijo que está preocupado, pero ahora póngase de costado.
Hombre: Sí, doctor, muy angustiado...
Doctor: A ver, póngase del otro lado.
Hombre: (Dándose vuelta.) Pero, doctor, ¿me va a escuchar?
Doctor: Sí, amigo, pero se tiene que parar.
Hombre: (Poniéndose las zapatillas.) ¿Ya terminó de revisar?
Doctor: Sí, ahora me puede contar. Pero antes le aclaro que usted está sano.
Hombre: Eso ya lo sé, el enfermo es mi hermano.
Doctor: ¿Era eso lo que quería contar?
Hombre: Sí, doctor. Me preocupa que él no quiera entrar.
Doctor: ¿Qué es lo que lo asusta?
Hombre: Los remedios no le gustan.
Doctor: Bueno, dígale que se calme y que vuelva otra tarde.
(Sale el hombre. El doctor se asoma y los llamados retoma.)
¡Que pase el que sigue!
(Entra un señor mayor.)
Doctor: ¿Cómo anda abuelo?
Señor mayor: Ay, m’hijito, siempre por el suelo.
Doctor: Bueno, abuelo, ésa no es sorpresa.
Señor mayor: Pero mire cómo tengo la cabeza.
Doctor: (Revisándolo.) Veo unos cuantos chichones.
Señor mayor: Y cuarenta moretones.
Doctor: Abuelo, no debe usar chancletas para andar en bicicleta.
Señor mayor:¿Le parece doctor?
Doctor: Claro, abuelo, es lo mejor. Y ahora, vaya, vaya.
(Sale el señor mayor del lugar y el doctor vuelve a llamar.)
Doctor: ¡Que pase el que sigue!
(Entra una madre con su hija.)
Madre: Buenas tardes, doctor, aquí le traigo a mi hija.
Doctor: (A la hija.) ¿Qué es lo que te anda pasando, querida?
Hija: Cuando voy a la escuela siempre me duele la muela.
Madre: ¿Tendrá algo grave, doctor?
Doctor: (A la madre.) Señora, para esa clase de dolor se equivocó de doctor. Le recomiendo a la doctora Manuela, le dejará bien la muela.
Madre: Gracias, doctor.
(Salen Madre e Hija. Se asoma el doctor Clemente y ya no queda ningún paciente.)
Doctor: (Al público.) Desde la nena hasta el anciano todos están de lo más sanos. El consultorio voy a cerrar, ¡nadie se quiere enfermar!

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